viernes, 21 de enero de 2022

Ternera en salsa murciana


Para los amantes de las tapas típicas murcianas, las tapas de aquellos mesones que fueron tan abundantes en la Murcia en los años 80. Para los buscadores de la autenticidad y de la esencia local: cómo hacer una ternera en salsa murciana como se hacía en el bar. 

Sentarme a escribir recetas de esta índole me lleva siempre a unos terrenos un tanto grisáceos, en los que se mezclan los recuerdos de la infancia, la adolescencia súbita y la soberbia de la juventud. Me gusta pensar que el resto de las personas de mi generación en particular y del mundo en general, se sienten abrumados, al igual que yo, al regresar a determinados momentos de la vida -buenos o malos- experiencias que finalmente han contribuido a convertirlos en  las personas que son hoy. 

Y es que, de alguna manera, toda mi vida ha sido un tira y afloja entre lo que yo quería y lo que yo era. Hablar del momento en que empecé a trabajar en hostelería de verdad, no el bar de copas de turno, sino en los restaurantes, los bares de tapas, los cafés... siempre me lleva a preguntarme quién sería yo hoy si me hubiera dejado arrastrar por la fuerza de las cacerolas... Ahora me entendéis, supongo, cuando hablo de esa zona gris. ¡Quién sabe! Durante mis estudios de la Licenciatura de Historia, que son mi otra gran pasión, aprendí una máxima: que la especulación en este sentido no conduce a ninguna verdad. Esto es así. No podemos adivinar. Solo podemos actuar. 

Mientras estudiaba, trabajaba en estos lugares. Servía las mesas y las tapas en la barra, y cada vez que podía me metía en la cocina para preparar la comida del personal. Esto no fue en todos los lugares, ni todas las veces, pero el tirón estaba ahí. 

Mi estudio de la ternera en salsa se remonta pues a mi infancia. Estos recuerdos que conservo de la típica cazuelita de barro, han determinado lo que yo espero de la ternera en salsa hoy. La recuerdo tierna y jugosa, con una salsa ligera. Siempre recién hecha, lustrosa y brillante, porque era una preparación que jamás duraba lo suficiente, como para que fuera de otra manera. 

El Mesón, El Juvenil, El Chulo, La puerta del sol, El Chindo, el Bar Palmera, El Mirador, ... en Ceutí, eran los típicos lugares donde la familia iba a cenar durante el fin de semana y la ternera en salsa era un habitual. Y luego crecí y empecé a ver como quedó relegada a los almuerzos y las cenas tempranas de los hombres de la huerta, los que iban solos al bar, porque las cenas de verdad se había convertido en algo más especial; más tarde empecé a servirla y a prestar atención a cómo se preparaba -se limpiaba la carne, se hacía el sofrito y se cocinaba-; procedimientos y técnicas diferentes, según la persona y el lugar, porque no hay una única forma correcta de hacer las cosas. 

Mis recuerdos últimos de la ternera en salsa proceden de dos de los lugares donde trabajé: el Bar la Mota -donde empecé- y Casa Emilio -donde pasé dos muy buenos años-. Observar a las cocineras hacer esto era una rutina que me fascinaba. Y destaco ambos porque empleaban diferente técnica en la cocción: en el primero se cocinaba al horno y en el segundo, con la olla al fuego. El resultado era ligeramente diferente, puedo decir que eran dos de las mejores terneras de los alrededores, aunque estoy segura de que existían varias decenas de lugares donde se servía esta tapa con calidad. 

Y es que en ningún sitio como en el bar. ¿Porqué? En mi opinión, la alacena del restaurante está siempre -o debería estarlo- provista de todo lo que se necesita. Se dispone no sólo  de materia prima de primera -o al menos los bares de los que hablo- y de la técnica profesional sino también de los más importante: el tiempo. Cuando las preparaciones están listas, las ollas se apartan y reposan; a veces durante todo el día, porque se ha cocinado por la mañana. A la hora de servicio en aquellos tiempos, el microondas no era una opción. La olla se ponía al fuego otra vez y se recalentaba suavemente, manteniéndola con el piloto de la cocina. Esto es muy difícil de conseguir de ya para ya. 

Así que, sí, el tiempo es un mejorante natural del que no siempre se dispone en casa. Ahora las ollas de cocción lenta están haciendo furor en los grupos de cocina precisamente por esto, porque son capaces de añadir este ingrediente a las comidas que en la vida cotidiana de una familia normal no sería posible. Programables o no, las Slow Coocker pueden darte un poco de este sabor


Mi receta de este plato es un híbrido explosivo entre mis recuerdos, la receta de mi madre y mi propia evolución. ¿Es una receta tradicional? Sí, absolutamente. ¿Está un poco mejorada para optimizar el resultado? ¡Por supuesto! ¿Es una regresión de sabor total? ¡Claro!!!!! 

Venga, id sacando las cazuelicas de barro... que estoy a punto de apartarla. 


Ingredientes


-750 gr a 1 kilo de ternera en trozos no muy grandes
-1 cebolla mediana o pequeña picada fina
-1 ajo picado fino
-1  cucharadita con colmo de pimentón
-1 cucharada sopera de harina rasa
-100 ml de tomate triturado o frito (o 75 ml tomate triturado + 1 cucharada sopera de tomate concentrado)
-75 ml de vino blanco
-100 ml de agua para hidratar el sofrito
-golpe de brandy
-1 zanahoria en rodajas
-1 rama de apio o menos   en rodajas(opcional) 
-guisantes al gusto (opcional)
-(champiñones si se quiere) 
-sal, pimienta y nuez moscada



1.Espolvorear la carne limpia en cortada en dados de tamaño pequeño (1 a 2 centímetros) con la harina. 


2.En una cacerola o sartén suficiente, calentar a fuego alto con aceite de oliva. 

   


3. Una vez humeante, añadir la carne y rehogar. El fuego debe ser alto para que no baje la cocción, sin que se queme. Daremos la vuelta, cuando se despegue por sí misma y salpimentaremos (de esta manera conseguiremos que la carne se selle y no comience a soltar su jugo, impidiendo así la caramelización, y por tanto el aporte de sabor concentrado que a mí me gusta obtener).


Si estamos sofriendo en la olla directamente, apartaremos la carne en un plato para continuar aquí con el sofrito. Si estamos haciéndolo en una sartén, apartaremos la carne, salpimentando antes,  en la olla que vamos a usar para cocer. 

Por supuesto, este paso de rehogado de la carne puede obviarse e incorporar la carne en crudo, directamente sobre el sofrito. 
En la mayoría de los bares de tapas se ha venido haciendo de esta segunda forma, debido a la gran cantidad de carne que se suele manejar. 

4. En el mismo recipiente donde hemos rehogado la carne, añadimos la cebolla y el ajo. El fondo de la carne se agarrará profundamente. Rehogamos hasta que transparenten y agregamos el tomate triturado, el concentrado de tomate si se tiene, sazonando también; si el tomate es frito, el sofrito tardará menos tiempo. El tomate soltará todo el socarrado de la carne. Es posible que necesita un poco de agua para hidratar el sofrito (debido a la harina que ha quedado en el fondo). 








5. A continuación, la carne, la nuez moscada y el pimentón. Daremos una vuelta y dejaremos un minuto. 




6. Añadimos el vino y el golpe de brandy, dejando evaporar a fuego suave 5 minutos. Ahora, engordará la salsa con la cocción. Añadimos el  agua caliente, a ser posible, hasta cubrir la carne, llevándola a ebullición suave. Probamos la sal y rectificamos. 


7. Cocinar al menos una hora y media  en olla normal, o 35 a 40 minutos en olla rápida. Antes de tapar la olla, comprobaremos que la cantidad de agua sea suficiente. Al menos un dedo por encima de la carne. Piensa que durante la cocción, la ternera suelta jugo. Destapar 5 minutos antes para agregar los champiñones y los guisantes si se quieren, y acabar a olla destapada si te parece. 

8. El resultado final, está un poco sujeto al gusto personal. Si después de esta prueba piensas que te gusta una salsa  menos gorda, reduce harina, o añade un poco más de líquido para aligerar.

En el bar esto solía comerse con pan. En casa siempre son bien recibidas una patatas fritas. Qué le vamos a hacer: cuando hay ternera en salsa, es como fiesta. 


Espero que os haya gustado esta regresión gastroexistencial... ya sabéis que soy muy dada a dejarme llevar por los recuerdos. 
Cualquier día de estos os sorprendo con unas manitas de cerdo, unos caracoles o unos michirones. ¡Estad atentos!
Gracias por leer y por seguirme en mis redes sociales. 
Un abrazo, 
Mariví. 

lunes, 22 de marzo de 2021

Pastel americano de chocolate muy húmedo

 

Pastel americano de chocolate muy húmedo 

El pastel de chocolate: no hace falta decir más. 



Objeto de persecución, provocador de sueños agitados, ansias inconfesables y conductas volátiles. 

Cuando lo encuentras, lo sabes. Y después de mil y una recetas, esta es sin duda la mía. 

Y ¿a qué se debe tanto revuelo...? 

Yo comenzaría por su humedad imposible, que lo hace aterciopelado y suave en la boca. Su sabor intenso, pero no cargante; su  perfume delicado, a bombonería refinada... su aspecto prohibido, como aquel que nos vendían en los viejos anuncios de chocolates o helados. 

A nivel práctico: solo necesitas un bol y un batidor manual. Esto es igual de 0 complicaciones. Sólo tienes que tener en cuenta el orden de los ingredientes.

El coste total de la preparación es ridículamente pequeño y no necesitas ingredientes extraños, sólo lo normal de una alacena repostera. 

Cómo hacer este pastel americano de chocolate muy húmedo:

Horno precalentado a 160º C con ventilador (180ºC sin ventilador).

Molde circular desmontable de 20 centímetros (parece pequeño pero es el adecuado sin duda), que tendremos empapelado en su base y en los laterales, dejando el papel sobresalir tres o cuatro dedos por encima del molde. Esto es necesario porque la mezcla subirá por encima del borde durante la cocción. 

Ingredientes por orden de utilización: 

Los líquidos:
250 ml de leche entera 
20 ml de vinagre blanco o de manzana
(Esta primera mezcla la dejaremos reposar 10 minutos, antes de añadir el resto de ingredientes húmedos).

190 ml de aceite de girasol (en la receta original es aceite de canola)
2 huevos L
220 gr de azúcar moreno
120 gr de azúcar blanca (o cáster)

Los sólidos:
150 gr de harina normal 
75 gr de cacao puro en polvo
15 gr de levadura química
6 gr de sal 

Para terminar:
125 ml de café (o agua) hirviendo 


El proceso es tan sencillo como esto:

En un bol adecuado, mezclamos la leche con el vinagre; lo dejamos reposar 10 minutos.

Agregamos el resto de ingredientes líquidos: aceite, huevos y azúcares. Batimos hasta integrar.

Añadimos los ingredientes secos, tamizados, hasta que estén perfectamente incorporados. No hay que batir con insistencia ni por largo tiempo. 

Por último, añadimos el café bien caliente o agua (también puede ser café soluble descafeinado, por ejemplo, diluido en el agua. 

Verter la mezcla en el molde que hemos preparado con anterioridad e introducir en el horno precalentado y hornear durante 55 a 60 minutos. (En mi caso han sido 60 minutos). 

Dejar dentro del horno con la puerta abierta unos 5 minutos, sacar  y dejar reposar al menos 20 minutos, antes de desmoldar. 
Verás como el volumen del pastel decrece y se asienta. Puede que la superficie se agriete un poco o se arrugue, lo cual es completamente normal. 




Yo lo he decorado con azúcar glas y cacao en polvo. 
Se puede servir frío o templado; acompañado con un helado casero de cardamomo, vainilla y chocolate blanco es espectacular. La verdad que no hay que ponerse tiquismiquis;  un helado del supermercado también hace muy bien su función.





Os animo a visitar mi nuevo lugar favorito, de donde procede este maravilloso hallazgo https://bakingenvy.com/one-bowl-moist-chocolate-cake/ . Muy muy agradecida... ;)

Algunas confesiones: mi fijación con la repostería americana me lleva a una búsqueda constante de la misma cosa. Ya sabéis que me gusta ofrecer alternativas. Aquí os dejo las versiones muy, muy aceptables de Marta Stewart 
y la versión de Snoop Doog maravillooooosaaaa también https://www.delish.com/cooking/recipe-ideas/a25809221/snoop-dogg-birthday-cake-recipe/  y sincesaramente, no podría decidirme por una de ellas. 


Muchas gracias por leer y por copartir! Suscríbite al blog y recibe en tu correo las novedades. 
xxx Mariví. 






domingo, 21 de febrero de 2021

Gulasch húngaro tradicional




Mis asignaturas pendientes: guisos europeos tradicionales sin artificios. Hoy, un Gulasch húngaro de elaboración clásica para morir dos veces. 




No siempre cocinar una receta es tan fácil como decir "voy a ponerme...". A veces requiere investigación o simplemente dar con el libro o enlace adecuado, cuando alguien ha hecho el trabajo por ti. Otras muchas veces, no importa que te lo cuenten: hay que fracasar estrepitosa y repetidamente antes de comprender por qué un guiso funciona como lo hace -una carne, unas hortalizas...-, porqué el cómo incorporas los ingredientes a la cazuela es tan importante y por qué el tiempo es un denominador común para todo en la cocina. A veces más, a veces menos. Esto es el gulasch para mí: una lección de humildad y de vida. 


Origen del gulasch o goulash y su razón de ser.

Aunque el gulasch se conoce a nivel internacional como un guiso de trozos de carne de ternera en una salsa espesa, huelga decir que la receta original de la que procede, es una humilde sopa con fondo de carne (lo que se conoce como la tradicional Sopa de Gulasch o Gulaschsuppe), pero sin los trozos; la solían preparar los ganaderos o gulyás, nombre que más  tarde derivaría en gulasch, dando dando lugar a la conocida nomenclatura del guiso en última instancia. 

Entonces, decir que en Hungría existe otro guiso llamado Pörkölt, que sería el equivalente al gulasch conocido de forma internacional. 

 Ingredientes fundamentales.

Tres son los ingredientes fundamentales de este guiso tradicional: carne, cebolla y pimientos.

A partir de ahí, no hay una sola manera correcta de interpretarlo y se pueden encontrar variantes con o sin caldo de carne, con o sin vino tinto, con o sin tomate, etc..

    La mejor carne para el gulasch.

Morcillo o jarrete (en alemán Wade), cuello o pescuezo (Halls), costilla deshuesada(Federstück), hombro o brazuelo (Schulter) , y contra (Ober/Unterschale). Todas ellas contienen zonas con algo de grasa, tendones o tejido conectivo  que van a aportar al guiso, tras la larga cocción, su gelatina natural. En su defecto, puedes probar con la variante de supermercado de ternera de segunda (como se suele pedir la ternera para guiso), en Suiza la típica Rinds Voressen / Ragout. Cuando se compra carne cortada para no suele venir especificada la parte de la ternera o cerdo a la que pertenece, pero es muy posible que sea cualquiera de las que hemos mencionado. 

La cantidad varía entre los 150 a 200 gramos por persona. Y para los comensales con entusiasmo, venga... 250 gramos  y no va a sobrar. 

    Los pimientos. 

Se añadirán solamente tiras de pimiento rojo y verde (ya que el amarillo se reserva para otro guiso) y de forma opcional un chile rojo o guindilla. Todo esto se incorpora en los últimos momentos de la cocción. 

    Las cebollas.

La proporción correcta de carne y cebolla puede variar de un 2:1 a 1:1, lo cual depende exclusivamente del gusto personal. Aunque parece una cantidad exagerada, no hace falta decir que tras dos horas de cocción, no queda ni rastro de ella, tan sólo una suculenta salsa. 


Hasta aquí la base del gulasch tradicional. 

Especias y líquidos. 

Sal, pimienta, pimentón, alcaravea o comino, cayena y laurel, aportarán aromas y dulzor. Añadiremos también ajo, tomate concentrado y ralladura de limón. 


Para desglasar, echaremos mano de todo el saber popular y utilizaremos vino tinto en primer lugar y luego caldo de carne, en lugar de sólo agua, consiguiendo un fondo mucho más rico. 

Ingredientes: 

Tiempo de preparación: 15 minutos
Tiempo de cocción: 2 h 10' a 2 h 30' minutos


Ingredientes para 4 personas:

-400 gramos de cebollas blancas

-3 dientes de ajo

-la piel de un limón

-1 cucharada de manteca de cerdo (se puede obviar)

-800 gramos de ternera para gulasch o estofado en dados  (cualquiera de las partes mencionadas más arriba).

-3 cucharadas de pasta de tomate (tomate concentrado) o tomate frito

-1 hoja de laurel

-2 cucharaditas de pimentón dulce 

-1/2 cucharadita de pimentón picante 

-1 cucharadita de semillas de alcaravea

-750 mililitros de caldo de carne

-100 ml de vino tinto (opcional)

-1 pimiento rojo

-1 pimiento verde

-1 guindilla

-sal y pimienta





Procedimiento:

Existen dos formas de cocinar el gulasch tradicional: 

1) Se cuece al fuego bajo/medio -jamás alto-. 
2) Se cocina en el horno en cazuela  con tapa a 160 grados.

En ambos casos, el tiempo aproximado de cocción es de unas 2 horas o hasta que la carne esté blanda. 


Empezamos: 

Con la carne cortada en dados como de 3 cm por lado, y las cebollas picadas en brunoise grande, ponemos el recipiente al fuego, con el aceite necesario, o sea cubriendo el fondo. 



 
Comenzamos rehogando la cebolla unos 5 minutos, con sal. Seguidamente agregamos los trozos de carne junto con la manteca y rehogamos hasta que evapore todo su jugo. Salpimentaremos, añadiendo el ajo y el puré de tomate concentrado,  y dejaremos cocinar por 3 minutos más. 









Desglasaremos con el vino si se quiere (yo no le voy a poner hoy) y tras unos minutos de evaporación, añadiremos las especias y la ralladura. En mis especias, he sustituido el pimentón picante por 1/4 de cucharadita de  pimienta de cayena.  



Por último el fondo de carne, cubriendo nuestra preparación. En principio, he agregado 500 ml solamente (de los 750 ml indicados). No queremos una sopa. Líquido siempre se puede añadir. 


Una vez que está empezando a burbujear, ajustamos el fuego para que se mantenga la cocción a nivel bajo. Rectificaremos de sal y taparemos. Cimbrear la olla de vez en cuando para evitar que se asiente. 



Cuando falten 20 minutos añadiremos los pimientos en tiras y el chile o guindilla, si se quiere. 





Aunque a los 130 minutos puedo decir que el guiso estaba listo, creo que haberlo dejado hasta las 2 horas y media no le ha venido mal. 

Se puede servir con patatas cocidas rehogadas con mantequilla y perejil (o añadirlas con los pimientos), arroz, pasta o Knodel Un buen Rotkraut (la versión en rojo y mucho más dulce del Sauerkraut o Chucrut) es siempre una buena elección. A veces, solo un buen pan es más que suficiente. 

En mi mesa hoy: Gulasch al estilo tradicional, Rotkraut y patatas rehogadas con mantequilla. 



Los guisos de este nivel son siempre una garantía para sorprender y alucinar a tus invitados y cuando los hago, me gusta pensar que va sobrar una tapa para la cena... ¡Ayyyy, ilusa de mí!

Muchas gracias por leer y compartir. 
xxx Mariví. 







Receta original en https://www.simply-yummy.de/kochen/ungarisches-gulasch

martes, 1 de diciembre de 2020

Potaje de acelgas murciano con albóndigas de bacalao

 


El potaje de acelgas murciano es uno de esos guisos tradicionales que contienen todo el saber gastronómico popular. Una comida de abuelas y de madres camino de caer en el olvido. Hoy vamos a sacarlo de su pozo y a ponerlo en lo alto de la lista. Cómo hacer un potaje de acelgas con albóndigas de bacalao, más fácil que nunca. 


El potaje no es una comida que yo describiría como la simpleza que a veces conlleva la palabra "delicioso"; es un algo más, un no sé qué, que lo hace inalcanzable en la mente y realmente estamos muy equivocados en nuestra valoración. 

Ni que decir tiene, que potajes... diez mil! Y de acelgas... cinco mil! Y albóndigas de bacalao... uffff! Y cada una mejor que la anterior. Esto es así. Pero no olvidemos nuestro objetivo aquí: hacerlo simple; a ser posible, hacerlo rápido y lo más importante de todo: hacerlo nuestro. 

Aunque me gustaría mucho haceros una historia del potaje, creo que es más práctico hablaros del potaje con el que crecí. El potaje de mi abuela Carmen es el primero que recuerdo. Alguna vez he hablado de esa fina capa de aceite de oliva que queda flotando sobre el guiso después de un tiempo de reposo... pues ese potaje era así, y en mi mente nada se le puede comparar a ese olor inconfundible que llegaba hasta la calle y a ese color brillante del aceite infusionado con el pimentón del sofrito. Como la historia de un mito, jamás, jamás, nada podrá alcanzarlo. 



Y ahora voy a hacer una confesión: así como me encantaba el olor... odiaba a muerte las legumbres y la patatas cocidas. Así que me sentaba en la mesa a la pura fuerza y movía la comida de un lado a otro hasta que alguien se aburría de mí. A los 15 empecé a cocinar con seriedad. Yo quería cocinar todo, lo que me gustaba y lo que no; la condición fue simple: comer y aprender. Al día siguiente escribí aquella receta llena de ilusión; luego lo comí con los ojos cerrados, todo chafado cuan bebé. Qué ridiculez ¿verdad? A veces los métodos que funcionan son así, ridículos, pero si funcionan... Superado mi disgusto por las legumbres. 

En Murcia, el potaje es un guiso de diario, antes muy asociado a la temporada de las acelgas, la primavera, la Santa Santa -de ahí el Potaje de Vigilia-, la cuaresma... Con los invernaderos, la acelgas están presentes todo el año, así que la asociación estacional es un poco difusa. El potaje de mi abuela y de mi madre no solía tener albóndigas (esas eran para las ocasiones especiales); poner un trozo de bacalao desalado era sin duda más rápido, y eso es lo que hacían.

Para un  potaje hecho y derecho, había que poner a remojo las alubias y los garbanzos la noche anterior, por separado. Por la mañana, cocer las alubias, escasamente cubiertas de agua,  con dos dientes de ajo y sal, a fuego lento. En el proceso de cocción se asustarían las alubias tres veces (asustar es el acto de agregar un poco de agua fría a la olla para bajar el hervor  y que se vuelva a iniciar). Por otra parte, tener el bacalao a remojo para desalar un par de días. Cuando las alubias estuvieran llegando a su final (dos horas aproximadamente después de iniciar la cocción) agregaríamos los garbanzos (que, por si lo queréis saber, es la única legumbre que puede iniciar su cocción a partir de agua caliente, sin despellejarse). En una sartén a parte, comenzaríamos el sofrito, que una vez listo incorporaríamos a la olla de la legumbres, continuando con las acelgas y al finalizar, la picada... 



Esto es... ¿una obra de arte? No tengo tiempo para esto un martes, ni ningún día ya que nos ponemos a pensar. Así que me las he ingeniado para hacerlo posible sin que muera en el intento y os lo quiero contar por si os sirve de ayuda. 

En este punto, en favor del ahorro de tiempo,  voy a darte tres opciones para entrar en el Club de las Legumbres:

-legumbres precocidas de bote o congeladas al 100%: fácil, sólo ten los tarros listos en tu despensa o bolsas en el congelador

-alubias precocidas, garbanzo a remojo: alubias de bote o congeladas , porque es lo que más tarda en cocinarse; garbanzos a remojo la noche anterior o ya remojados en el congelador (este es mi club)

 -alubias y garbanzos a partir de seco: en este caso último, estaríamos hablando de comprometerse con anterioridad a poner alubias a remojo y cocinarlas al día siguiente, dejándolas listas en paquetitos en el congelador para cuando sean necesarias; y los garbanzos, remojados sin cocinar, listos en el congelador también. ¿Por qué sin cocinar? El garbanzo, en una olla rápida necesita 30 minutos. Es un tiempo necesario para que los sabores del guiso cohesionen y se conviertan en lo que tiene que ser. Es un proceso único. 

Decidido esto, vamos con los ingredientes. 

Ingredientes para 4 personas:

El bacalao

-150 gramos de bacalao (puede ser la ventresca o la parte menos noble)

Ponlo a desalar el día antes y cambia en ese tiempo tres o cuatro veces para ayudar con el proceso. Otra opción es comprarlo desalado congelado. 

El sofrito

-1 cebolla mediana picada

-1 diente de ajo

-1 hoja de laurel

-1 ñora o pimiento choricero (si no tienes, pues no la pongas)

-2 cucharadas de tomate frito o 1 de tomate concentrado (también sirve 1 tomate natural hermoso o 2 peras de bote)

-1 cucharadita de harina

-1 cucharadita de pimentón dulce 

-250 gramos de alubias cocidas 

-500 gramos de garbanzos remojados 

(las cantidades de las legumbres pueden variarse al gusto o eliminar una si no gusta)

-1 litro aproximado de agua

-6 acelgas hermosas

-1 o 2 patatas en función del gusto

En la olla rápida, cubrir el fondo de aceite y freír el pan de la picada (lo cual no hará falta si utilizas picos o rosquillas). Reservar. 




Incorporar la ñora despepitada, la cebolla y el ajo picados. Rehogar un minuto o dos y agregar el tomate. Si está frito o es concentrado en un par de minutos está; si es fresco lo freiremos hasta que se reduzca y caramelice un poco. A continuación agregamos el pimentón y después de un minuto la harina. A fuego bajo, cocinamos un poco y agregamos la mitad del agua fría. A continuación, los garbanzos.

En este momento evaluamos si tenemos que agregar agua. Lo ideal es que quede un par de dedos escasos por encima de los garbanzos; dependiendo de la olla y de las legumbres necesitarás más o menos.  Añadimos lo necesario y, por último, las acelgas y la sal. Empezamos con 1 cucharadita. Llevamos a ebullición y probamos para saber si vamos bien con la sal. 



Tapamos la olla y cocemos 25 minutos. Durante la cocción, cimbrearemos la olla para evitar una desgracia en forma de pegado. 

Ahora  es un buen momento para hacer las albóndigas y freírlas. Prepara la picada y resérvala.

Pasado el tiempo, abrimos la olla probamos de sal y rectificamos. 

Agregamos las alubias y las patatas en tascones no muy grandes o rodajas para que cueza rápido. 



Añadimos agua si hace falta, pero la justa para que haya caldo sin ser una bañera. Cocemos a fuego bajo tapado sin presión, hasta que la patata esté lista y se hayan terminado los garbanzos. 

En los últimos minutos añadimos la picada. Tened en cuenta que el pan espesará la mezcla. También hay quien añade las albóndigas fritas en los últimos minutos para que se suavicen y embeban. Los hay que las comen directamente del plato del centro -para gustos...-.

Una vez lista la patata. Apagar el fuego y dejar reposar si se puede. 

Si va a usar garbanzos y alubias precocidas: prepara el sofrito y añade el agua. Llévalo a ebullición unos minutos y luego añade las legumbres y las acelgas. Rectifica la sal. Agrega las patatas. Te vale con la olla tradicional para esto pero en la rápida son 10 minutos. Cuando las patatas estén casi listas añade la picada y las albóndigas si lo deseas. 


La picada

-una trozo de pan del día anterior o la corteza del pan que emplearemos en las albóndigas; de toda la vida también sirven unos picos de pan o unas regañás. 

-1 rama de perejil picado

-1 diente de ajo

-dos o tres granos de comino (opcional)

Podemos freír el pan antes de hacer el sofrito y reservar. 

Procesar en la picadora de la batidora o en el mortero manual y reservar.


Las albóndigas

-150 gramos de bacalao desalado 

-150 gramos de pan desmigado

-50 ml de leche 

-1 diente de ajo

-1 rama de perejil

-1 o 2 huevos

-un poco de pan rallado si hace falta

-harina para rebozar

-aceite para freír

Limpiar y desmigar el bacalao. Remojar el pan con la leche. 

En la picadora o robot adecuado, procesar bien el bacalao, la miga, el ajo y el perejil.

En un bol, agregar el huevo o los huevos y dejar reposar un poco. Se puede agregar pan rallado para aglutinar las albóndigas bien. 

Formar a groso modo en puñaditos con la mano, rebozar y freír. Reservar hasta hasta que el guiso esté listo. 




Tips

-Una de las cosas más importante de algunos guisos de legumbres es el tiempo de reposo. Y de un día para otro, mejor que mejor. Yo diría que el reposo es una necesidad pero también sé que a veces es casi imposible, por experiencia. En casa de mi abuela, el potaje siempre era reposado. En casa de mi madre no! jjjj 

-Para evitar que el guiso quede cuan  piscina de agua caldoso, administra el agua y ten en cuenta en qué tipo de olla vas a cocinar. Una olla rápida no evapora prácticamente nada de agua y una olla tradicional es un no parar. La olla a presión es un híbrido entre ambas. Cubre las legumbres con lo que necesiten y cimbrea la olla durante la cocción para que no se pegue. En algún momento vas a abrir la olla para agregar patatas y ahí añadirás un poco de agua si lo necesita. 

-Recuerda que lo más importante de estas comidas es hacerlas tuyas. Atajar por aquí o por allí, no es pecado. Está bien probar para saber lo que funciona y lo que no. 





Y ahora me pongo muy romántica y muy seria para decir que hay que salvar los guisos tradicionales a toda costa; transmitirlos y enseñar a comerlos. Buscar una escusa para degustarlos con la familia o llevarlos a una comida de amigos (cuando el COVID lo permita, claro!

Y hasta aquí mi contribución a la cultura gastronómica murciana. Espero haber cumplido mi parte (facilitar la vida para comer bien...) y ahora espero ver  cómo se desarrolla la vuestra. Sígueme en en mis redes sociales y cuéntame cómo te ha ido. 

Siempre un placer recibir tus Me Gusta y ver que se comparte la tradición.

Besicos! xxx

Mariví.